La gente no pidió dialogo y consenso, pidió respuestas. Una elección de tercios y de pisos. Ni desideologizada ni light: ganó en todo el país una derecha sin estructura que atraviesa clases sociales.
El centro político no existe. La gente no pidió dialogo y consenso, pidió respuestas. En un contexto de crisis, donde la inflación dejó de ser un fenómeno económico y se convirtió en una problemática social, las grandes mayorías estaban disponibles para salidas drásticas y la única propuesta vino desde la derecha.
Ni desideologizada ni light: dolarizar, quemar el Banco Central, cerrar el Ministerio de la Mujer y vender órganos. Del otro lado, la única propuesta era defender una patria con 40% de pobres y 120% de inflación.
Más que correrse al centro para interpelar, había que fortalecer uno de los dos polos. Los que apostaron al centro perdieron: Larreta corrió en Nación, de local en CABA y en Provincia de Buenos Aires, donde tenía un candidato mejor y favorito. Sergio Massa perdió en provincias con gobernadores massistas (los mismos que lo impulsaron): en Salta, Milei sacó 49% de los votos; el «Peluca» también ganó en Misiones, Chubut y hasta en Tierra del Fuego, que divide su empleo entre el Estado y el régimen de promoción basado en el proteccionismo comercial.

Nos dijeron que había que hablar bajito, que la gente estaba cansada de la política, que teníamos que gestionar bien y desideologizar el debate, que el horno no estaba para posiciones radicales o propuestas de avanzada. Cedimos, movieron el eje y nos corrieron de local.
Una elección de tercios y de pisos, la ruptura del bipartidismo más clásico, la enorme distancia entre las elecciones locales y los problemas nacionales, un mensaje a la política y una necesidad de soluciones concretas a los problemas: denme respuestas, por más inverosímiles que suenen.
Fuente: Elgritodelsur